La disartria es un trastorno del habla que puede aparecer hasta en un 51% de las personas con esclerosis múltiple (EM), según un informe elaborado por la National Multiple Sclerosis Society (Sociedad Nacional de Esclerosis Múltiple). Se caracteriza por una alteración en la producción del lenguaje debido a una lesión de las estructuras neuromusculares que intervienen en la articulación de las palabras. En la disartria, el contenido de la conversación no se afecta; las palabras están bien elegidas y el mensaje es adecuado. Lo que se afecta es la parte mecánica del habla.
La intensidad del trastorno dependerá de la localización de la lesión y del número de sistemas motores afectados. En general, en la disartria pueden observarse algunas de las siguientes alteraciones en el habla:
A veces, las personas con disartria sienten que les falta el aire cuando hablan y pueden fatigarse durante las conversaciones. Algunos experimentan dificultades para soplar y silbar. Cuando la alteración neurológica es importante, la disartria puede ir acompañada de problemas para tragar.
A menudo, las personas con EM no se dan cuenta de que sufren disartria. La mayoría de las veces suele ser un familiar o el mismo médico el que detecta el problema. Si una persona con EM nota que le cuesta mantener una conversación porque habla con dificultad o lentitud, o siente que no puede hablar con la suficiente rapidez para conectar las palabras a sus pensamientos, es posible que esté experimentando disartria.
A pesar de su elevada frecuencia, la disartria tiene tratamiento. Normalmente, la diagnostica el neurólogo, mientras que el logopeda determinará el tipo de disartria y su intensidad, para aplicar el tratamiento más adecuado en cada caso. La finalidad del tratamiento es facilitar la comunicación entre el afectado y su entorno.
Según la Dra. Edythe Strand, del Departamento de Patología del Habla de la Clínica Mayo, en Rochester (Minnesota), la terapia del lenguaje en la disartria se basa en 4 pilares fundamentales:
La American Speech-Language Hearing Association (Asociación Americana del Habla, Lenguaje y Audición) recomienda que los afectados de EM que padecen disartria intenten hablar alto y lo más despacio posible, haciendo frecuentes pausas, ya que de esta forma será más fácil entenderles. También aconseja que eviten mantener largas conversaciones cuando se sienten cansados y que reduzcan el ruido y la música mientras hablan.
Referencias:
Fecha de publicación: 10/2017
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