La EM suele considerarse como una enfermedad que afecta a adultos jóvenes entre 20 y 40 años, sin embargo, entre 3 y 10 de cada 100 diagnosticados de esclerosis múltiple son niños o adolescentes. A pesar de que los síntomas entre niños y adultos son similares, el diagnóstico de EM en niños presenta dificultades añadidas.
El diagnóstico de la esclerosis múltiple en jóvenes y niños
Los jóvenes menores de 18 años apenas representan el 5% de todas las personas con EM, mientras que los menores de 10 años no superan el 1%. Además de la baja frecuencia en niños y jóvenes, otra barrera es que los síntomas de la esclerosis múltiple se pueden confundir con los de otras enfermedades más comunes en los niños.
También se ha de tener en cuenta que los niños pequeños no pueden comunicarse bien y explicar cómo son sus síntomas necesitando la ayuda de los padres u otras personas.
Además, en niños menores de 12 años la enfermedad puede tener manifestaciones diferentes de las de los adolescentes y adultos. Por ejemplo, los síntomas sensoriales, como son las alteraciones visuales, son los más comunes a edad temprana, así como los problemas cognitivos, que pueden interferir en el aprendizaje. Otra diferencia es que, en niños, las convulsiones son más habituales que en adultos.
También hay diferencias entre sexos. En las niñas se observan más alteraciones sensitivas, mientras que en los niños predominan las alteraciones motoras y de la marcha, como vértigos, pérdida del equilibrio, mareos, o falta de fuerza o destreza en las extremidades.
Otra barrera más es que el pediatra tiene un conocimiento menos especializado de los síntomas de la esclerosis múltiple que el neurólogo, lo que puede retrasar el diagnóstico. Estos datos en conjunto ofrecen una idea de lo complicado que es detectar y diagnosticar la esclerosis múltiple en niños y jóvenes.
Cómo se detecta la esclerosis múltiple
El diagnóstico de esclerosis múltiple en jóvenes y niños requiere las mismas pruebas que en los adultos. Se establece a partir de los signos y síntomas, junto con la confirmación de que hay lesiones en diferentes puntos del sistema nervioso central o que hay una lesión que aumenta de tamaño, como consecuencia de los brotes, a lo largo de un periodo de tiempo.
La resonancia magnética (RM) puede ser suficiente para confirmar estas lesiones y así establecer el diagnóstico, pero puede ser necesario realizar pruebas complementarias para asegurarse.
En todo caso, el neurólogo es la persona especialmente formada para evaluar al niño y descartar otras enfermedades infantiles más comunes que tengan síntomas parecidos.
Cómo diferenciarlo de otras patologías
Es importante diferenciar la esclerosis múltiple de otras enfermedades como la neuromielitis óptica (NMO) o la encefalomielitis aguda diseminada (ADEM). Por ejemplo, la encefalomielitis diseminada aguda solo provoca un ataque, no se suele repetir.
Durante algún tiempo se ha considerado que la NMO era una variante de la esclerosis múltiple. Los síntomas más habituales son pérdida de visión y dolor en los ojos, además de debilidad y entumecimiento de brazos o piernas. Se diferencia de la EM mediante un análisis de sangre en el que se detecta un anticuerpo especifico en quienes sufren NMO.
También hay que descartar otras posibles enfermedades con síntomas parecidos a los de la esclerosis múltiple como tumores, enfermedades inmunológicas, infecciones y déficits nutricionales, entre otros, mediante un test de esclerosis múltiple.
Test de esclerosis múltiple
Las pruebas más habituales para detectar esclerosis múltiple en jóvenes y niños son:
-
Examen neurológico: el neurólogo realizará unas pruebas físicas para comprobar si hay alteraciones en la capacidad para moverse, en los reflejos, en la coordinación y en los diferentes sentidos.
-
Resonancia magnética: es un escáner que realiza una imagen detallada del cerebro y de la médula espinal. Muestra el tamaño y la localización de las lesiones. Es la prueba de imagen más utilizada para confirmar el diagnóstico de EM y observar la evolución de la enfermedad.
-
Punción lumbar: se analiza la presencia de anticuerpos en una muestra de líquido cefalorraquídeo (LCR) extraída de la médula espinal.
-
Pruebas de potenciales evocados: hacen un seguimiento de las ondas cerebrales ante una imagen o un sonido, y permiten detectar si los mensajes viajan más lentamente de lo normal.
-
Análisis de sangre: ayuda a descartar otras enfermedades cuyos síntomas se pueden confundir con la esclerosis múltiple.
Los adelantos en la resonancia magnética y las pruebas complementarias han aumentado mucho la precisión para distinguir la esclerosis múltiple de otras enfermedades que se manifiestan con síntomas muy parecidos.
Curated Tags