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Chica preparándose un sandwich

Un 70-90% de las personas con esclerosis múltiple (EM) tienen problemas para evacuar en algún momento. Las alteraciones del sistema nervioso que se producen en esta enfermedad también afectan al aparato digestivo, alterando el tránsito intestinal.

Aunque el estreñimiento pudiera parecer un problema leve a pesar de las molestias que ocasiona, en la esclerosis múltiple no lo es tanto, porque puede empeorar otros síntomas de la enfermedad y aumentar la sensación de fatiga.

Sin embargo, el estreñimiento es uno de los aspectos de la esclerosis múltiple que se pueden prevenir o tratar con más éxito. La mayoría de las veces basta con incorporar unos sencillos ajustes en nuestro estilo de vida para crear buenos hábitos intestinales y lograr que el estreñimiento deje de ser un problema.

La primera medida para prevenir o mejorar el estreñimiento es aumentar el contenido de fibra en nuestra dieta. Según expertos de la Academia de Nutrición y Dietética, la mayor organización de profesionales de la nutrición a nivel mundial se debería ingerir diariamente de 25 a 35 g de fibra. Para ello, incorporaremos alimentos ricos en fibra a nuestra alimentación habitual, aunque a veces, solo con los alimentos, puede ser difícil alcanzar la cantidad de fibra recomendada. En estos casos, los suplementos de fibra son de gran utilidad.

A la hora de elegir un suplemento, debemos tener en cuenta que existen dos tipos de fibra: soluble e insoluble. La fibra soluble retiene una gran cantidad de agua en su estructura, mientras que la insoluble retiene poca cantidad de agua. Aunque ambas son eficaces para prevenir y tratar el estreñimiento y otras alteraciones del tránsito intestinal, la fibra insoluble resulta más adecuada en estos casos debido a su mayor capacidad para arrastrar residuos.

En los alimentos, la fibra insoluble está presente en la parte externa de las semillas y los granos (como el salvado de trigo y de maíz y los cereales integrales), en la piel de las manzanas y las peras y en las legumbres (lentejas, judías, habas, garbanzos, etc.).

Para que la fibra actúe en el intestino, se debe acompañar de una buena cantidad de líquido, equivalente a unos ocho vasos de agua al día. Y hacer un poco de ejercicio o pasear también ayuda a mover el intestino.

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Referencias:

  1. Eswaran S, Muir J, et al. Fiber and functional gastrointestinal disorders. Am J Gastroenterol 2013; 108:718.727.

  2. Yang J, Wang JP, et al. Effect of dietary fiber on constipation: A meta-analysis. World J Gastroenterol 2012;18(48):7378-83.

  3. Position of the Academy of Nutrition and Dietetics: Health Implications of Dietary Fiber. Journal of the Academy of Nutrition and Dietetics 2015;115(11):1861-70.