La esclerosis múltiple repercute en todos los aspectos de la vida: físico, psicológico y social. El proceso de adaptación es permanente, ya que la enfermedad evoluciona y va planteando nuevos retos. Ese camino árido está salpicado de árboles que te prestan su tronco para recostarte y su sombra para protegerte. El trabajador social es uno de ellos.
Dificultades sociales frecuentes en las personas con esclerosis múltiple
La esclerosis múltiple es como un ciclón que pone patas arriba todo lo que toca. Esto incluye la esfera social, la forma de insertarte en la sociedad y de relacionarte con el entorno. A continuación, describimos las dificultades sociales más frecuentes. ¿Y para qué lo hacemos? Para contarte que, para solventar todas ellas, cuentas con el trabajador social.
Dificultades en el ámbito laboral
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Encontrar y mantener un empleo puede ser arduo. Los síntomas vienen y van, y algunos limitan mucho, aunque sean invisibles (¡maldita fatiga!).
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Los permisos frecuentes para ir al médico y las bajas laborales debidas a los brotes pueden servir de excusa para que te despidan, te denieguen un ascenso o no te renueven el contrato.
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Conseguir que te adapten el puesto de trabajo puede ser complicado, a pesar de ser tu derecho y no un favor que el empleador te hace.
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Si te reconocen la incapacidad permanente total para tu trabajo habitual, buscar otras alternativas laborales es un reto.
Dificultades en el ámbito de las relaciones sociales y familiares
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Las relaciones con los amigos cambian (no siempre para mal, no creas) y precisan un reajuste.
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Es posible que tengas que abandonar algunas actividades de ocio que antes realizabas y sustituirlas por otras.
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La convivencia familiar se resiente y pueden surgir problemas de comunicación. A veces, la familia no sabe cómo afrontar la enfermedad. Otras veces, algún miembro se sobrecarga al asumir demasiadas responsabilidades.
Otras dificultades
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Pisos sin ascensor, escaleras en el portal, suelos resbaladizos, falta de barandillas, bañeras… Las barreras arquitectónicas están por todas partes.
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Moverte por tu comunidad puede llegar a ser un problema. Es posible que en algún momento precises, por ejemplo, adaptaciones técnicas para tu vehículo.
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La esclerosis múltiple es un saco sin fondo. Se necesita dinero para adaptar la casa, para contratar a alguien que te ayude con las tareas domésticas…
Lo que el trabajador social puede hacer por ti
El trabajador social es tu aliado desde el mismo diagnóstico de la enfermedad. Está ahí para informarte, asesorarte y apoyarte. Busca, sobre todo, potenciar tu autonomía y tu adaptación al entorno.
El trabajador social conoce los recursos, entidades y organizaciones que te pueden servir en un momento dado, y es el puente entre tú y ellas. Puede informarte, por ejemplo, de las asociaciones de pacientes que existen en tu comunidad, de las ayudas que puedes solicitar a la administración pública o de los recursos de ocio que pueden gustarte.
Algunos de los trámites y recursos que el trabajador social ayuda a gestionar son los siguientes:
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Apoyo en el domicilio (Servicio de Ayuda a Domicilio, Teleasistencia Domiciliaria, etc.).
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Reconocimiento de la situación de dependencia (la famosa ley de dependencia).
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Certificado de discapacidad.
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Incapacidad laboral permanente.
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Ayudas económicas de todo tipo.
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Eliminación de barreras arquitectónicas, tanto en la vivienda como en el lugar de trabajo.
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Adaptación del puesto de trabajo y otros derechos laborales.
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Ayudas técnicas y material ortoprotésico.
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Adaptación de vehículos (procedimiento, ayudas económicas, etc.).
En definitiva, el trabajador social es un profesional muy útil, a tu disposición. ¡Aprovéchalo!
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