La adolescencia es una etapa de transición entre la infancia y la vida adulta, una edad llena de cambios rápidos en el estado físico y emocional. Durante este período se definen muchos aspectos de la personalidad y el diagnóstico de Esclerosis Múltiple puede causar confusión o temor en el paciente joven.
Las Emociones en la Esclerosis Múltiple Juvenil
Todos los adolescentes quieren hacer lo mismo que los amigos de su edad, y sufrir EM limita sus actividades. Esto causa sentimientos de frustración. Otras emociones que aparecen en el adolescente y que podemos identificar comúnmente, son:
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Sentimientos depresivos. Se confunden fácilmente con la fatiga. Se manifiestan como pérdida de interés para realizar actividades, alteraciones del sueño o sensación de inutilidad. Si se identifican estos síntomas, es recomendable acudir a terapia psicológica.
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Preocupación excesiva por el futuro. “¿Podré independizarme? ¿Estudiar en la universidad? ¿Podré tener pareja?”. Ante estas inquietudes es importante tranquilizarlo y responder a sus preguntas, ya que, con los tratamientos actuales, la mayoría de pacientes pueden estudiar, trabajar y vivir, durante muchos años, con buena calidad de vida.
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Sentimientos de indefensión y aislamiento, sobre todo debido al desconocimiento de la enfermedad. En estos casos es necesario proporcionar información detallada y honesta al adolescente por medio de un experto, como el neurólogo.
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Rabia y culpabilidad. Los adolescentes tienden a culpabilizarse y buscar errores inexistentes que expliquen su enfermedad. Hay que hablar con ellos y explicarles que se desconocen las causas de la EM pero que, en ningún caso se debe a nada que hayan podido hacer ellos.
Desarrollo emocional en la EM juvenil
Tener calidad de vida no es solo alcanzar un bienestar a nivel físico, sino también psicológico. Aunque la EM afecte negativamente a nuestras emociones, los siguientes consejos ayudan a alcanzar un mejor bienestar y tranquilidad emocional.
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Acepta la enfermedad. Tómala como una parte de ti que permitirá que te conozcas mejor. Las limitaciones no son más que un desafío a superar.
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Potencia de forma consciente todas aquellas emociones positivas de tu día a día (alegría, tranquilidad) y reduce las negativas. Aumentará la sensación de control sobre la EM.
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Potencia tus cualidades. Dedica tu tiempo a aquello que te gusta y haces mejor. Tu autoestima y confianza aumentará.
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Comunícate y apóyate en tu entorno, tanto en tu familia como en tus amigos. Ten en cuenta que ellos siempre están dispuestos a ayudarte cuando lo necesites y evitarás la sensación de soledad.
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Céntrate en las preocupaciones normales del día a día y encárgate de tareas sencillas pero que impliquen estar concentrado (cocinar, hacer bricolaje…). Te ayudarán a mantener la mente ocupada y tomar perspectiva.
La adolescencia es una etapa en la que las emociones son intensas y cambiantes por naturaleza. Pequeños consejos pueden ayudan a que la EM no tenga un impacto en el bienestar emocional del adolescente.
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