¿Debo decir en mi trabajo que tengo esclerosis múltiple?
La esclerosis múltiple afecta preferentemente a la gente joven, en edad de trabajar, así que es probable que este sea tu caso. Si es así, seguro que, antes o después, te plantearás la pregunta del millón: ¿Cuento en mi trabajo que tengo esclerosis múltiple?
Lo cuento, ¿sí o no?
Como todo, comunicar en tu trabajo que tienes esclerosis múltiple tiene ventajas y desventajas.
Entre las desventajas, la más evidente es el riesgo de perder tu trabajo. Incluso aunque estés perfectamente capacitado para seguir ejerciendo tus responsabilidades, es imposible saber a priori cómo van a reaccionar «los de arriba».
Sin embargo, ocultarlo puede ser muy estresante. Dar el paso de contarlo tiene sus ventajas. Si los demás conocen lo que te pasa, podrán ayudarte con las tareas más duras y entenderán si necesitas un respiro porque la fatiga te sobrepasa, por ejemplo. El que no tengas que disimular los síntomas es liberador.
Por otro lado, es posible que llegue un momento en que necesites adaptaciones para poder continuar con el mismo trabajo, o bien incluso un cambio a otro puesto más acorde con tu nueva situación: una pantalla de ordenador más grande si tienes algún déficit visual, barras en la pared para ayudarte a subir las escaleras, reducciones del horario laboral… Estas adaptaciones pueden hacer la diferencia entre abandonar el trabajo o continuar con él.
Vale, lo cuento: ¿A quién? ¿Cuándo?
Lo primero, no te precipites. El momento adecuado para contarlo depende de cada persona y sus circunstancias. Si te acaban de diagnosticar, tal vez necesites un tiempo para asimilarlo y acostumbrarte. Las decisiones en estos momentos pueden ser poco adecuadas para tus intereses futuros.
Ten en cuenta que, a veces, ocultarlo no es una opción ni legal ni ética; por ejemplo, si eres piloto o conductor profesional, tienes que comunicarlo.
Una vez que tengas claro que prefieres sacarlo a la luz, deberás decidir a quién se lo cuentas. Tal vez simplemente quieras decírselo a algún compañero de confianza, o tal vez a todos. Y, por supuesto, está tu jefe. La manera de comunicárselo dependerá mucho de la relación que tengáis; puede ser tomando un café o mediante una reunión formal. Sea como sea, lo ideal es que prepares la reunión. ¿Cuál es exactamente tu objetivo al contárselo a tus superiores? ¿Por qué quieres contárselo?
Algunas ideas de cuestiones específicas para abordar con tu jefe:
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En qué consiste la enfermedad y su tratamiento.
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De qué forma puede afectar a tu trabajo y la manera en que la empresa puede ayudarte. Sé concreto: ¿qué necesitas exactamente?
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De qué forma no afecta a tu trabajo. A pesar de la enfermedad, tú sigues teniendo los mismos conocimientos y experiencia que antes.
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Tu compromiso con el trabajo, tu interés y deseo de seguir trabajando con las mismas ganas.
Piensa en las preguntas que tu jefe podría plantearte y prepara las respuestas. Especifícale si te importa o no que se lo cuente a otras personas (no puede hacerlo sin tu permiso).
Comunicar en tu trabajo que tienes esclerosis múltiple es un paso difícil, pero seguramente necesario en algún momento. Cuanto mejor lo prepares, más fácil será. ¡Adelante!
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