Uno de los mitos más extendidos sobre la esclerosis múltiple es que esta enfermedad no tiene tratamiento, o que las opciones terapéuticas disponibles son muy limitadas. ¿Qué hay de cierto en ello?
El mito es falso. Aunque no se dispone todavía de una cura para la esclerosis múltiple, existen tratamientos específicos para retrasar la progresión de la enfermedad, controlar los diversos síntomas y ayudar a que los afectados mantengan una buena calidad de vida.
Especialistas de la Clínica Mayo distinguen tres áreas de tratamiento para la esclerosis múltiple: retrasar la progresión de la enfermedad, tratar los brotes y tratar los síntomas.
Para obtener mejores resultados, conviene que estos tratamientos se inicien tan pronto se detecte la esclerosis múltiple. Según un documento de consenso elaborado por la Multiple Sclerosis Coalition en el año 2014 y revisado en el 2017, la aplicación de un tratamiento efectivo desde las etapas iniciales de la esclerosis múltiple reduce la frecuencia e intensidad de los brotes, ayuda a prevenir la discapacidad, prolonga la capacidad de los afectados para permanecer activos y protege su calidad de vida.
Se dice que “lo que se pierde en la esclerosis múltiple no se recupera”. Por lo tanto, cuanto antes se interfiera en los mecanismos destructores de la esclerosis múltiple, más fácil es retrasar su progresión. Los nuevos medios diagnósticos disponibles actualmente permiten detectar la enfermedad en fases muy incipientes. Para ganar tiempo, ante los primeros síntomas sospechosos de esclerosis múltiple, se recomienda acudir a un especialista para que confirme o descarte el diagnóstico.
Referencias:
Fecha de publciación: 11/2017
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