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¿Qué pasa con ese elefante en la habitación o esqueleto en el armario de las personas con EM? Hablemos de ese incómodo síntoma secreto del que nadie quiere pensar o lidiar y que guardan tantas personas que padecen la enfermedad: la incontinencia.
Como es sabido, los desafíos que plantean el control de la vejiga son algo usual en la EM, pero lo que no es habitual es que nos atrevamos a hablar de ellos. Lo vemos como un asunto privado, un tema tabú que solo se menciona cuando no hay más remedio. Incluso cuando es necesario, preferimos no empezar este debate. La mayoría de los otros síntomas de la EM se pueden aparecer en una conversación, pero nunca hablamos de la disfunción vesical.

No tiene por qué avergonzarse ni tenga miedo de hablar de su incontinencia, porque no está solo.
¿Si no tenemos problemas para hablar de nuestros corazones o nuestros cerebros, porque deberíamos tenerlos con la vejiga, que es un órgano como todos los demás? Las personas con EM no deben evitar hablar de su vejiga. Es una carga injusta sentir que estamos solos, cuando en realidad no lo estamos. Es más común de lo que piensa y no hay necesidad de esconderse ni de vivir la incontinencia con angustia y malestar.

Pese a que familiares, amigos y cuidadores se percaten de los efectos secundarios de nuestra disfunción vesical, es posible que tengan un total desconocimiento de lo habitual que es este síntoma. Charle con ellos con naturalidad y, para empezar, puede compartirles que el 80 % de las personas con EM experimentan algún tipo de disfunción vesical y el 68 % disfunción intestinal.

Dicho esto, hay varias soluciones para ayudarle a controlar los efectos de la incontinencia, como los productos absorbentes y no invasivos. Hoy en día, se pueden encontrar muchos que son totalmente discretos. También hable con su profesional sanitario sobre estas opciones, así como los procedimientos médicos más adecuados para usted, como podrían ser el sondaje o el autosondaje. 

Ahora que ya sabe que dispone de recursos para no tener miedo a la incontinencia, recuerde que el primer y más importante paso para que su disfunción vesical no sea un problema es pedir ayuda.