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Chica realizando estiramiento de brazo frente al ordenador

Como se vio en un artículo anterior llamado Qué son la paresia y la parálisis, las funciones más frecuentemente afectadas en la esclerosis múltiple (EM) son la función motora, la sensitiva y la visual.

Independientemente de que sea espontánea o provocada, la parestesia es una sensación anormal, que no se considera desagradable; las parestesias no tienen porqué ser dolorosas. Este hecho las diferencia de la disestesia, que sí es una sensación desagradable. Véase el post Picor, hormigueo y quemazón de la piel: sí, también es la esclerosis múltiple.

En algún momento, casi todos hemos experimentado parestesias transitorias, es decir, la sensación de hormigueo que aparece cuando hemos permanecido sentados mucho tiempo con las piernas cruzadas, o cuando nos despertamos después de dormir con un brazo doblado debajo de la cabeza. La persona afectada refiere hormigueo, entumecimiento o pérdida de la sensación del tacto.

Esto es porque la parestesia aparece cuando se ejerce presión sostenida sobre un nervio y la sensación se desvanece rápidamente una vez que se alivia la presión.

Los nervios periféricos no sólo tienen una función motora que transmite los impulsos nerviosos a los músculos, sino que también tienen en sus extremos finales unos sensores que recogen distintos tipos de estímulos sensitivos como el dolor, el roce o la temperatura.

Cada tipo de estímulo (por increíble que parezca) viaja por una vía o camino diferente, inverso al de los impulsos motores. Así, del nervio periférico va a la raíz nerviosa, de ahí a la médula espinal y al tronco del encéfalo y, finalmente, al cerebro (también en el lado contrario), donde la sensación se hace consciente.

Las manifestaciones sensitivas de la esclerosis múltiple se pueden presentar en cualquier región del organismo. Cualquier categoría de sensibilidad superficial o profunda puede resultar afectada. Son comunes las parestesias persistentes, las sensaciones constrictivas en tronco o miembros y la disminución de la sensibilidad térmica. Se resuelven espontáneamente, por lo que muchas veces son interpretadas como de origen psiquiátrico.

En ocasiones, la alteración de una vía sensitiva puede dar lugar a cuadros mucho más complejos y puede provocar también incoordinación y pérdida de equilibrio.

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