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Niña en cama dandole la mano a enfermera

La enfermería pediátrica es una especialidad que da soporte a los niños hasta los 15 años. La especialización en enfermedades neurodegenerativas les permite ser quienes mejor atienden a las necesidades específicas de la Esclerosis Múltiple pediátrica.

La enfermería pediátrica, clave en el seguimiento y tratamiento de los pacientes

Lo primero que se ha de tener en cuenta es que los niños tienen su propia manera de ver y entender el mundo. No son adultos en miniatura, por lo que la forma y las personas que se comunican con ellos deben ser distintas.

En ese punto, el enfermero/a adquiere una relevancia clave, ya que muchas veces el niño o adolescente asocia el doctor/a con una experiencia negativa (el diagnóstico de la enfermedad) y solo con ver una bata blanca, sienten miedo.

Al profesional de enfermería lo ven más cercano, siendo más espontáneos con ellos y explicándoles hechos de su vida diaria que no contarían al doctor/a. Además, debido a que el contacto con el niño y sus padres es mucho más frecuente que con el médico, pueden observar mejor cómo progresa la enfermedad (si hay algún brote) y los síntomas.

Las funciones de la enfermería pediátrica

  • Educar: explica al niño, de un modo entendedor y comprensible, las características de su enfermedad, los síntomas y dificultades que puede tener en su día a día, y cómo tomar en casa los medicamentos que se le receten.
    Si hay otros niños en la familia, puede que estén preocupados. Es importante tranquilizarles diciéndoles que su hermano puede vivir muchos años (su principal preocupación) y que su hermano tenga EM no quiere decir que ellos la hayan de sufrir, ya que no es contagiosa.

  • Evaluar: hace un seguimiento diario de la evolución de la enfermedad (presencia de síntomas o nuevos brotes de la EM), realizando un informe y comunicándolo al neurólogo para que tome las decisiones oportunas. También vigila los posibles efectos adversos que pueden surgir del tratamiento.

  • Coordinar: actúa como enlace con otras disciplinas, como la fisioterapia o la neurorrehabilitación. En caso de depresión o ansiedad después del diagnóstico, también contacta con un psicólogo especializado en niños.
    Un manejo multidisciplinar de la enfermedad mejora los síntomas y la calidad de vida del niño.

  • Aconsejar: los niños adquieren una relación muy estrecha con enfermería, ya que son los profesionales que ven frecuentemente. En los adolescentes se pueden abordar temas que no comentan con sus padres, como las relaciones afectivas o sexuales con EM, y evitar que adopten conductas de riesgo que empeoren su enfermedad, como el consumo de alcohol o tabaco.

  • Promover hábitos saludables: los niños imitan lo que ven en casa, por lo que promover hábitos saludables en el hogar, hará que los incorporen como algo normal en su vida. Un ejemplo práctico es promover buenos hábitos alimentarios: evitar los alimentos ultraprocesados, enseñar al niño a preparar la comida y a comer de todo, ayudará al estado psicológico y a un mejor control de la enfermedad.

La enfermería pediátrica es muy importante en el acompañamiento del niño con EM, ya que educa sobre la enfermedad, el tratamiento, y proporcionan un apoyo psicosocial importantísimo.

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